Por TOM BURNS MARAÑON
Publicado en el Mundo
Quienes operan en este mercado oculto a los poderes públicos serán, gracias a su ingenio y a su capacidad de aprovechar oportunidades, a su empeño, a su sudor y a la buena administración de sus ingresos, los mejor situados cuando la economía levante el vuelo. Entonces el mundo pertenecerá a quienes consiguieron sobrevivir a la crisis acopiando habilidades y consolidando sus redes sociales y comerciales.
Hay mucha investigación sobre todo esto y los estudiosos del tema no se refieren a la economía sumergida. La llaman la economía informal. Quien abrió el fuego en defensa de la riqueza que son capaces de generar los teóricamente excluidos y desheredados y de su potencial para el desarrollo fue el economista peruano Hernando de Soto en un libro titulado El otro sendero que fue publicado hace veinte años [1].
Lo que argumenta de Soto es que la excesiva reglamentación -tropecientos permisos necesarios tras ídem inspecciones requeridas y, al final, ventanillas mil para sellar el papeleo reunido- es contraproducente si lo que se pretende es aumentar el proceso productivo. A la vez, aboga, según el guión de empowerment, por dar el derecho de propiedad a quienes ocupan viviendas no reguladas en los países emergentes y en los márgenes de las economías desarrolladas.De Soto entiende la economía informal como un fenómeno enormemente positivo [2].
[1] Nota de Stewie: Esto no es del todo cierto, vease aquí.
[2] ídem: En mi opinión, la meta no es regular al sector informal, los mercados negros y grises, sino convertir el mercado blanco en negro. Un amplio mercado laboral negro/gris para personas cualificadas sería un duro golpe para el estado criminal.