(Para ver su letra)
Por Ernesto Soltero, de Resistencia Civil (Venezuela)
Todas las revoluciones modernas acabaron robusteciendo al Estado. (Albert Camus)
Se conmemora este mes el 40 aniversario de los acontecimientos de Mayo del '68 (mayo de 2008). Políticos de la vieja guardia recuerdan aquellos sucesos con nostalgia, y no faltan jóvenes, incluyendo opositores al gobierno de Hugo Chávez, que parecen identificarse con aquella (falsa) epopeya estudiantil. Aquellos sucesos cuya chispa se encendió en la Universidad de la Sorbona, París, y se repitieron en otras partes del mundo, son vistos de manera idealista por aquellos izquierdistas “anti-autoritarios”. No obstante, Mayo del ´68 trajo consecuencias negativas. Se equivocan, lamentablemente, quienes creen que los “sueños” de aquella juventud desencantada no se cumplieron.
Mayo del ´68, el Mayo francés, es, si se quiere, el evento más importante de la llamada nueva izquierda. Una izquierda aparecida a mediados del siglo XX, aparentemente decepcionada del modelo soviético, pero que creyó ciegamente en individuos igual de autoritarios e intolerantes como Fidel Castro. Una izquierda conformada por descubridores del anarquismo, quienes, no obstante, no pensaron en lo contradictorio de estar contra la autoridad y rendirle culto a un “héroe” como el Ché Guevara, responsable, entre otras cosas, del asesinato de numerosos opositores cubanos, no necesariamente “lacayos del imperio”.
Quienes defienden revueltas como las de Mayo del 68 hablan de un movimiento estudiantil tan opuesto al capitalismo como al socialismo autoritario. Las banderas con la Hoz y el martillo usadas por algunos manifestantes parisinos hacen pensar lo contrario. En cualquier caso, esa nueva izquierda, “libertaria” no sólo terminó, en parte, incorporándose al aparato gubernamental al cual criticaron. Terminó aliándose con el militarismo más rancio, añadiéndole un discurso ecológico radical bastante reaccionario y retrógrado, y una dosis de xenofobia tercermundista (aun entre sus partidarios del primer mundo). Como consecuencia tenemos aquellos Foros Sociales mundiales, con hippies escoltados por militares. El auge del neo-comunismo, también llamado socialismo del Siglo XXI, no sólo se debe al fracaso del mal llamado neoliberalismo, sino a esa semilla sembrada a fines de los 60, la cual permitió, 10 años después de la caída del muro de Berlín, el renacimiento del socialismo despótico.
Otro importante derivado de la nueva izquierda fue la forzosa vinculación entre liberalismo moral y socialismo. El liberalismo, desde sus inicios, defendió la libertad individual, el derecho a hacer con nuestras vidas lo que quisiéramos siempre y cuando no atentáramos contra los derechos de los otros. Esa parte moral del discurso liberal fue tomada por la nueva izquierda, y también por ciertos partidos socialdemócratas “modernizados”. Los liberales, lamentablemente, no supieron popularizar su ideología, seguramente por utilizar un discurso académico, y eso facilitó la trangiversación. Sólo faltaba que la izquierda se apropiara del discurso ético del liberalismo y acusara de conservadores a los defensores de la libertad individual.
Para Mayo del 68, la propaganda anti-capitalista había ya calado incluso entre quienes se consideraban enemigos del totalitarismo. Desde 1929, los Estados Unidos, considerados por los ignorantes como un ejemplo del capitalismo radical habían optado por un modelo económico intervencionista cercano a la doctrina socialdemócrata. Todo gracias a las ideas del inglés John Keynes, aplicadas a partir del New Deal. Estados Unidos era la principal potencia enemiga de la Unión Soviética , pero no era “el país más capitalista del mundo”, y su conducta “imperialista” respondía más al Estatismo que a la iniciativa privada.
En los años 60, economistas liberales como Murray Rothbard, defensores del libre mercado, habían cuestionado no sólo el modelo económico estatista de Norteamérica.
Esos liberales norteamericanos, como Rothbard, defensores a ultranza de la libertad individual, han sido catalogados como “libertarios” (libertarians), pués, la centro-izquierda estadounidense ya se había apropiado de la etiqueta de “liberales”. Eran, y siguen siendo, unos hippies, pero “de derecha”. Su postura no es contradictoria, pués, la libertad económica, es decir, el derecho a la propiedad y el comercio libre, no debe ser restringido ni arrebatado por el Estado.
Pensó Rothbard en una posible alianza con la nueva izquierda norteamericana, la cual, siendo bastante plural, defendía muchos valores afines al pensamiento libertario, aunque recharazan al mercado. La alianza, por supuesto, nunca se dio. Los neo-izquierdistas se convirtieron en adoradores de autoritarismos exóticos y revolucionarios, y siguieron considerandose enemigos del capitalismo. Además, Rothbard no contó con algo importante: el discurso ecologista radical, capaz de criminalizar la industrialización por ser contaminante. Poco importaba la libertad económica si el mundo se calentaba. Eso vino después.
Mejores consecuencias tuvieron fenómenos como la primavera de Praga, cuando los checos, en 1968, protestaron ante la invasión de tropas rusas en su país. La República Checa, hoy día, es una nación con bastante crecimiento económico y libertad ciudadana, al igual que otros países de Europa del este. En contraste, el legado de Mayo del 68, en la propia Francia, es todo lo contrario: un país en decadencia, destinado a empeorar por culpa del Estado intervencionista.
6 comentarios:
¿Vendrás a Madrid Stewie?
En principio sí. Lo que aún no tengo claro es si podré ir a todo o no.
Gracias por pegar mi artículo!para mi es un orgullo, porque tengo tiempo leyendo este blog, y ya se que no estoy sólo. Visiten mi blog: www.joropunk.blogspot.com :D
Me temo que este blog siempre es muy técnico, aunque muy acertado.
Un artículo estupendo.
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