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viernes, febrero 20, 2009

La historia está escrita por los idiotas


Esta es una pequeña traducción de un post de Fracois Tremblay sobre la historia, nuestra percepción de la misma y las manipulaciones a las que somos sometidos por la clase explotadora estatista. En mi opinión, por eso son tan importantes tanto adquirir una actitud esceptica ante la "verdad" que nos muestran, como la labor de los historiadores libertarios revisionistas.

Si alguien encuentra algún fallo, por favor, que me lo haga saber para correguirlo.

Un placer volver a aparecer por aquí, se intentara hacerlo con mayor asiduidad.

La historia está escrita por los idiotas
por Fracois Tremblay

El concepto de la historia es muy curioso, ya que, en su mayor parte, concierne de cosas que no existen en la actualidad, es decir, los acontecimientos del pasado. Y lo mismo es cierto acerca de nuestras expectativas sobre el futuro. Sólo podemos hablar de verdad sobre el pasado y el futuro como las proyecciones causales del presente. Cuando decimos, por ejemplo, que la 2 ª Guerra Mundial se inició en 1939, decimos esto porque estamos tomando las pruebas existentes acerca de estos eventos (los registros oficiales, memorias, fotografías, etc) y extrayendo de todo esto un calendario de eventos, lo que no representa nada más que una concreción de la relación causal entre las pruebas y las proyecciones de los acontecimientos.

En ese sentido, nuestro concepto del pasado es una gran ilusión, tanto como nuestro concepto del futuro. Esto no quiere decir, por supuesto, en que no crea que los acontecimientos hayan ocurrió en realidad, sino que nuestra percepción actual de ellos está muy alejada de los eventos mismos. Así que esta es la razón, en el caso de la historia, por la que existe una gran cantidad de margen de maniobra para delirios, ilusiones, mentiras y fraudes que se insinúan en esa brecha entre la realidad y el conocimiento. La idea de un pasado corregido, es probablemente un engaño del cerebro.

Pero lo mismo puede decirse acerca del presente. No tenemos acceso inmediato a los acontecimientos que están ocurriendo en todo el mundo. Nosotros confiamos en lo que otras personas nos dicen, y estas cadenas de suministro también pueden convertirse en objetivo de la cooptación. Así que, de hecho, somos muy, muy vulnerables respecto a las personas que controlan lo que aprendemos sobre el pasado y el presente, simplemente porque tenemos muy pocos medios para verificarlo de forma independiente.

Ahora piensa en esto. ¿De dónde sacas tus ideas sobre el pasado? Podemos imaginar cosas cuando pensamos en tal o cual época, ¿De dónde vienen estas imágenes? Pensemos, por ejemplo, en el "Salvaje Oeste". La mayoría de nuestras ideas acerca de ese período provienen de las películas. De hecho, la mayoría de las cosas que pensamos son “marcas registradas” del "Salvaje Oeste", fueron inventadas por la gente del cine y realmente no tienen nada que ver con los hábitos o acontecimientos de ese periodo. Todo tipo de detalles (como los sombreros de cowboy) de la gran pantalla nos han dado la imagen del "Salvaje Oeste" como un lugar salvaje y violento. Por supuesto, esta imagen sirve a los propósitos de la clase dominante de asociar la libertad y la anarquía con la violencia.


Otra fuente de conocimientos acerca de la historia es la escolarización. Mucho de lo que se enseña acerca de la historia es una mentira, y un montón de cosas vitales para enseñar de la historia simplemente se omiten. Además, la totalidad del enfoque de la enseñanza de la historia es la enseñanza de una línea de tiempo, no la enseñanza de los principios por los que las cosas suceden o los principios por los que se mueve la gente sobre la que supuestamente se quiere aprender. Ellos no tienen ningún interés en la enseñanza de la historia mediante la aplicación de los principios en la creación de bloques, la forma en que sería enseñada una lengua, un arte o una ciencia. Para enseñar la historia de tal manera de principio sería necesario enseñar sobre la libertad y la explotación, que son temas tabú en un sistema que se basa en la explotación en cada paso del camino.

Por último, la forma de explicar la historia en sí pone el énfasis en las figuras individuales (especialmente las figuras de la clase dominante) y las motivaciones individuales. De hecho, la historia está dominada por las acciones de las personas que componen amplios movimientos de clase e ideológicos, y los principios que mueven estas acciones. Pero es un triste atributo de la raza humana el recurrir a narraciones y descripciones que son más interesantes cuando se trata de individuos aislados con los que podemos identificarnos. Al final, todo esto crea esa visión maniquea del mundo que ya he discutido antes. Nos fijamos tanto en los árboles que no nos damos cuenta de que el bosque existe.

Esto también inculca a las personas la creencia de que ellos no pueden cambiar nada, que el cambio viene de algún determinismo exterior que debe seguir servilmente. Si la historia es hecha por las personas con poder, entonces las masas impotentes, por lo tanto, deben participar en el sistema y tratar de volver el timón de la nave (N. del T. he adaptado esta expresión). Esta debe ser nuestra única esperanza de salvación. Las creencias en un Mesías o un Dios expiador de nuestros pecados, también participan en ese sentimiento de impotencia.

¿De donde tomamos nuestras ideas sobre el presente? La gente toma sus ideas, principalmente de las noticias y programas de televisión. La manipulación de la opinión pública por los medios de comunicación para servir a los intereses de la clase dominante es un tema en sí mismo: Noam Chomsky casi lo ha convertido en su tema político. A través de la semántica, la selección y la planificación de la mentira, la televisión nos presenta una visión del mundo que refuerza nuestra creencia en la necesidad de la ley y el orden, en un mundo que es cada vez mejor gracias a la política y el progreso tecnológico, y asegura a las personas por omisión de cuidado todos los hechos que van en contra de la ideología dominante.

Podemos identificar tres grandes zonas de las que nuestras ideas sobre el mundo, fuera de nuestro pequeño campo de observación, son derivadas: la primera es de nuestros padres cuando somos niños, la segunda nuestra educación, y la tercera lo que nos ofrecen los medios de comunicación (es obvio que también lo son cosas como las opiniones de nuestros amigos, pero también están derivadas de igual forma). De estos, la educación y los medios de comunicación ocupan el mayor espacio de la mente. Nuestra educación para los hijos influye en nuestra base de creencias sobre nuestra vida y la de otros, pero no suele llenar nuestro espacio mental (salvo para fijar objetivos en la vida como ser "exitoso", o casarse).

Ahora, el sistema educativo y los medios de comunicación, dependen en gran medida de los gobiernos y el capitalismo (N. del T. en la acepción libertaria de régimen de privilegio, lo que conoceríamos como empresas pro-estatistas o capitalismo corporativo de estado), por ello, evidentemente, no va a decirle a la gente la verdad sobre el sistema capitalista-democrático bajo el que viven actualmente. El sistema educativo, por ser una jerarquía coercitiva, ciertamente no puede producir individuos libres. Los medios de comunicación, al menos la parte que está controlado por grandes corporaciones y dependientes de la élite del poder para las fuentes de sus noticias, la aprobación y la financiación, no pueden decirle a la gente la verdad sobre el estado actual de nuestras libertades.

De hecho, se adoctrina a las personas para creer en todo lo contrario. Han hecho creer a las personas que vivimos en una sociedad libre y sin clases, que la democracia y las guerras se justifican por “la libertad”, que la policía está ahí para protegernos, que "la economía" sirve a nuestros intereses, que sin autoridad no puede haber unidad de propósito, que la cohesión del grupo es más importante que los valores, y así sucesivamente. Jerarquías que se hacen tan omnipresentes que no podemos imaginar la vida sin ellas.

Lo que es más importante, nos dicen lo que los acontecimientos actuales son importantes, y que hay que pensar en ellos. No de manera directa, la mayor parte del tiempo (a menos que escuchemos a los "expertos" o "demagogos"), sino a través de la selección de los 1. lo que se muestra, 2. la forma en que se describe y 3. lo que se omite. Como ha mostrado Chomsky, el resultado final es la fabricación de consentimiento en relación con cualquier política que se ponga sobre la mesa, desde un nuevo proyecto de ley municipal a una nueva guerra.

No podemos hablar sólo de la "fabricación del consentimiento", sino de todo un mundo fabricado. Pero esta es una realidad fáctica, como hemos visto. No importa cual sea el sistema en que vivamos, los límites de la percepción individual y los conocimientos son intrínsecos. El problema es, ¿cuánto controlamos las fuentes de este contenido?

Por esta razón, los anarquistas debemos ser muy cuidadosos en la selección de los medios de comunicación. La televisión, por ejemplo, es una oligarquía de mentirosos que no tienen ningún interés en decirnos la verdad y tienen muchas razones para mentirnos. Incluso un individuo suspicaz puede ser adoctrinado viendo televisión, ya que el adoctrinamiento es a menudo sutil.

lunes, septiembre 08, 2008

Étienne de La Boétie y el coloso

"El pueblo de Siracusa, ciudad capital de la Sicilia, estrechado por las guerras, tratando únicamente de librarse del peligro, llamó a Dionisio el Viejo y le confió el mando de su ejército. Pródiga en tributarle honores y poder, no vio que al llegar victorioso y tratando como despojos no a sus enemigos, sino a sus generosos ciudadanos, se constituiría de capitán a rey, y de rey a tirano. A penas puede creerse la facilidad con que el vasallo olvida el don de la libertad, su apatía el recobrarla y la naturalidad con que se sujeta a la esclavitud, que se diría que no ha perdido su libertad sino ganado su esclavitud. Es cierto que las primeras víctimas del despotismo lo sufren con violencia; pero los que nacen después de ellas, como no han disfrutado de la libertad, ni saben en qué consiste, sirven sin repugnancia y hacen de buena gana lo que sus pasados sólo hicieron a-la fuerza. Esto proviene de que naciendo los hombres bajo el yugo, crecen y se desarrollan con él, no miran más adelante y se complacen en vivir como han nacido, sin pensar en otro derecho ni otra felicidad que la que han encontrado, y llegando finalmente a persuadirse de que el estado de su nacimiento es el de su naturaleza. ¡Cosa extraña, cuando por otra parte no hay heredero por descuidado y pródigo que sea, que no examine alguna vez sus papeles para asegurarse de si disfruta de todos los derechos de su sucesión, o si una mano usurpadora le privó de algunos de ellos a si o a su antecesores! Pero tal es la fuerza de la costumbre, que ejerciendo un dominio irresistible sobre todos los actos de nuestra vida, parece que en ninguno ha puesto tanto . empeño como en enseñarnos a ser esclavos". [..]

"¡Hombres miserables, pueblos insensatos, naciones envejecidas en vuestros males y ciegas cuando se trata de vuestra felicidad! ¿Cómo os dejáis arrebatar lo más pingüe de vuestras rentas, talar vuestros campos, robar vuestras casas y despojarlas de los muebles que heredasteis de vuestros antepasados? Vivís de manera que pudierais asegurar que nada poseéis, y aún tendríais a gran dicha el ser verdaderos propietarios de la mitad de vuestros bienes, de vuestros hijos y hasta de vuestra propia existencia. ¿De qué provendrá esta calamidad, este estrago, esta ruina? ¿Acaso de los enemigos? No por cierto: pero sí proviene del enemigo, de aquel Uno que vosotros engrandecéis, de aquel por quien os sacrificáis tan valerosamente en la guerra, ofreciendo vuestros pechos a la muerte para conservarle en su tiranía. Este poderoso que os avasalla, este tirano que os oprime, sólo tiene dos ojos, dos manos, un cuerpo, ni más ni menos que el, hombre más insignificante de vuestras ciudades. Si en algo os aventaja es en el poder que le habéis consentido de destruirnos. ¿De dónde adquiriera él tantos ojos para acecharos si vosotros no se los facilitaseis? ¿Cómo tuviera tantas manos para subyugaros si no las tomara de entre vosotros? ¿Con qué pies hollara vuestras ciudades sino con los vuestros? ¿Cómo ejerciere el despotismo sobre vosotros sino mediante vosotros? ¿Cómo se atrevería a perseguiros sino estuviera de acuerdo con vosotros? ¿Qué mal pudiera haceros a no constituiros en encubridores de sus rapiñas, cómplices del asesino que os mata y traidores a vosotros mismos? Sembráis, y 61 recoge el fruto de vuestros sudores; adornáis las habitaciones, y él dispone de vuestros muebles; educáis hijas honestas y tímidas, y 61 las sacrifica a su lujuria; alimentáis a vuestros hijos y 61 os los arrebata para llevárselos a sus guerras y conducirles al matadero después de haber servido a sus antojos y ejecutado sus venganzas: vosotros sufrís todo el peso del trabajo, y 61 a costa de vuestros afanes nada entre infames delicias y viles placeres; vosotros os debilitáis mientras él se robustece para mejor oprimiros. Y cuando para libraros de tanta infamia, que hasta los animales se avergonzaran de sufrirla a ser capaces de conocerla, os basta no solo con intentar libraros de él, sino con querer hacerlo ¿permanecéis no obstante indiferentes y fríos espectadores de vuestra deshonra?
Resolveos a no ser esclavos y seréis libres. No se necesita para esto pulverizar el ídolo, será suficiente no querer adorarlo; el coloso se desploma y queda hecho pedazos por su propio peso, cuando la base en que se sostenía llega a faltarle".


Étienne de La Boétie (1530–1563)


Leer el "Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contra uno"

sábado, septiembre 06, 2008

Roy Childs y la contradicción de Ayn Rand

Aunque supongo que en general todos conocemos la traducción, llevada a cabo por Albert Esplugas, de la famosa carta de Roy Childs a Ayn Rand para hacerle ver la contradicción de rechazar el anarquismo de mercado, en base a sus propias ideas, nunca esta de más traerla para quien no la conoce (por no hablar de que se extraña entre el repertorio de artículos de anarcopedia). Childs, defiende un objetivismo sin estado, y al anarquismo como el único sistema compatible con el principio de no agresión, puesto que el estado qua estado necesita iniciar el uso de la fuerza para asegurar su monopolio sobre un territorio. Según Konkin, esta carta no obtuvo otra respuesta que "la habitual purga por contradecir sus ideas", aunque también admite que dicha carta quedó como un vinculo que sirvió a muchos objetivistas y minarquistas de derechas influenciados por el pensamiento Randiano, para convertirse al libertarianismo.

Aunque las relaciones entre ambos grupos nunca han sido fáciles: Purgas, enfrentamientos, rumbos separados, apoyo a políticos republicanos frente a candidatos "libertarios" (errores del pasado) y contraeconomía, anti-imperialismo frente a un cada vez mayor apoyo al neoconismo por neo-objetivistas... y mucho más, lo cierto es que las aportaciones filosoficas de Ayn Rand no deben ser tomadas a la ligera por los libertarios (y hay quien a día de hoy camina por esa línea de reconciliación con el anarquismo de mercado).

"¿por qué debe adoptar usted el anarquismo de mercado después de haber defendido durante tantos años el estado político? Fundamentalmente, por la misma razón que alegó usted al retirar su sanción a Nathaniel Branden en un número de The Objectivist, a saber, usted no falsifica la realidad y nunca lo ha hecho. Si su reputación se resiente por el hecho de convertirse en una absoluta voluntarista, en una anarquista de libre mercado, ¿qué es esto comparado con el orgullo de ser coherente – de saber que ha identificado correctamente los hechos de la realidad y ha actuado en consecuencia? Un camino de conveniencia tomado por una persona con auto-estima es psicológicamente destructivo, y esa persona se encontrará a sí misma o bien perdiendo su orgullo o bien cometiendo un acto de traición filosófica y un suicidio psicológico tal que evitará intencionadamente considerar un asunto determinado y rechazará integrar su conocimiento. Usted dice que el Objetivismo es un sistema filosófico completamente coherente – y estoy de acuerdo en que potencialmente sí lo es. Pero éste será un Objetivismo sin estado.

Y tenemos la cuestión capital de la destructividad del estado mismo. Nadie puede obviar el hecho de que, históricamente, el estado ha sido un monstruo sediento de sangre, responsable de más violencia, masacres y odio que cualquier otra institución conocida por el hombre. Su enfoque no es aún radical, no es aún sustancial: es la existencia del estado mismo la que deben impugnar los nuevos radicales. Debe entenderse que el estado es un mal innecesario, que inicia la fuerza de un modo sistemático y que de hecho pretende afianzar lo que racionalmente debe considerarse un monopolio del crimen en un territorio dado. Por tanto el gobierno es poco más, y nunca ha sido más, que una banda de criminales profesionales. Si el gobierno ha sido la causa más tangible de la inhumanidad del hombre contra el hombre, entonces, como dijera Morris Tannehill, “identifiquémoslo por lo que es en lugar de intentar lavarlo, ayudando así a los estatistas a sostenerlo impidiendo que se asimile la idea de que el gobierno es inherentemente inmoral... ¡La concepción de “vaca sagrada” que la mayoría tiene del gobierno debe ser quebrada! Semejante instrumento de violencia sofisticada no tiene ninguna cualidad redentora. El libre mercado sí; redimámoslo identificando a su mayor enemigo – la idea de gobierno (y sus ramificaciones).”

Ésta es la única alternativa a siglos de estatismo, con todas las discusiones menores acerca del grado de injusticia que estamos dispuestos a tolerar. Yo creo que las injusticias no deben ser toleradas – punto. Sólo hay dos opciones, en realidad: dominio político, o arquía, un escenario social en el que unos hombres emplean la agresión para dominar o regir a otros hombres; o la ausencia de dominio político, la ausencia del estado. Debemos reemplazar el estado por el libre mercado, y los hombres serán por primera vez en la historia capaces de caminar y vivir sin miedo a la destrucción desatada sobre ellos en cualquier momento – especialmente la obscenidad de una destrucción llevada a cabo por un saqueador dotado de armas nucleares y gas nervioso. Debemos reemplazar el estatismo por el voluntarismo: una sociedad en la cual todas las relaciones entre los hombres sean voluntarias y no-coercitivas. Donde los hombres sean libres de actuar de acuerdo con su propio interés racional, incluso si esto significa el establecimiento de agencias de defensa en competencia.

Permítame poner fin a esta carta repitiéndole aquellas gloriosas palabras con las que usted hizo dirigirse a John Galt a su mundo en decadencia:

“Tal es el futuro de que podéis beneficiaros. Pero requiere lucha, como cualquier valor humano. La vida es una lucha en pro de algo, y vuestra única elección estriba en la meta a obtener. ¿Queréis continuar la batalla de vuestro presente o combatir por mi mundo?... Tal es la opción que os ofrezco. Dejad que vuestra mente y vuestro amor a la existencia decidan.”

Leer completa aquí.

jueves, agosto 07, 2008

Recordando el infame crimen de guerra* americano en Hiroshima

* Para evitar controversias conceptuales que no nos llevan a nada, he decidido cambiar el termino genocidio.

Ayer, 6 de Agosto, fue el 63º aniversario del brutal crimen de guerra cometido por el ejercito de los estados Unidos sobre la ciudad de Hiroshima, ciudad en la que, por el hecho de ser japoneses, murieron 120.000 personas a causa de la explosión, hubo 70.000 heridos y todavía hoy se sufren los efectos de la radiación sobre la población.

No existe justificación posible para tamaña brutalidad. Hoy más que nunca urge mostrar un frontal rechazo a la apoteosis de la maldad del estado: el arma atómica; y exigir el desarme nuclear por parte de las cleptocracia mundial, como la principal meta libertariana.

Esta bien también recordar el artículo que tradujo Larry Nieves en el que se explica porque las, a todas luces barbaras, razones de los justificacionistas son falsas.

"La destrucción de Hiroshima y Nagasaki fue un crimen de guerra, peor que cualquiera por los que generales japoneses fueron colgados en Tokio y Manila. Si Harry Truman no fue un criminal de guerra, entonces nadie nunca lo ha sido".

lunes, julio 28, 2008

El parque del pueblo, la apropiación original y Reagan, el asesino (1/2)

(Traducción del nºI , vol. VI, de la publicación "The Libertarian Forum" editada el 15 de Junio de 1969 por Murray N. Rothbard, Karl Hess y Joseph R. Peden)


“El campus de Berkeley es un paraíso para los simpatizantes comunistas, los manifestantes y los sexualmente desviados."

Ronald Reagan


MASACRE EN EL "PARQUE DEL PUEBLO"

A veces es difícil escapar a la convicción de que hay una enfermedad tan profunda en el alma del pueblo americano que hace que este más allá de la redención. El 15 de mayo y los siguientes días, la masa armada del estado, la policía local, la policía estatal, la Guardia Nacional, cercó a unos cuantos miles de ciudadanos desarmados de Berkeley, California, que estaban haciendo ¿qué? Habían adoptado un barrizal, transformándolo amorosamente en un "parque del pueblo". Por este “crimen”, y por el “crimen” de negarse a irse de este parque que se había creado con sus propias manos, las brutales fuerzas del Estado, encabezada por el Gobernador Reagan, intervinieron con bayoneta en mano; disparando a la multitud desarmada, hiriendo a más de 70 personas y asesinando al inocente transeúnte James Rector. Un helicóptero voló sobre la multitud y roció con gases lacrimógenos a todos los de la zona, incluidos los niños y los enfermos. Se detuvo a cientos de personas, humilladolas y torturandolas en el infame campo de concentración de Santa Rita –uno de los grandes campamentos para americanos de origen japonés de la Segunda Guerra Mundial.


Todo esto ha ocurrido en nuestra América de 1969, y ¡Oh! ¿Dónde está el grito de indignación del país? ¿Dónde está la demanda para el juicio del asesino Reagan y de todas las cohortes gubernamentales menores implicadas en esta monstruosidad?


Claro, hay algunas protestas de los socialdemócratas (N. del T: del original “liberals”) que consideran que el uso de la fuerza era un poco excesivo, pero uno no puede dejar de impresionarse por el hecho de que para la gran masa Americana la masacre fue un buen espectáculo. Es nuestra omnipresente enfermedad. ¿Por qué estas reacciones que van desde la indiferencia al entusiasmo por este terrible acto? Es debido a que los creadores del parque de Berkeley aparentemente eran “melenudos” y "hippies", y por lo tanto, seres infrahumanos, sin derechos o libertades que necesiten ser respetados. Hay al parecer, decenas de millones de estadounidenses “temerosos de Dios” que favorecen la destrucción genocida de cientos de miles o incluso millones de jóvenes, cuyo único delito consiste en persistir en la diferenciación estética con la masa de la población.


Esta “enfermedad del alma americana” se manifiesta también en la omnipresente “reacción al problema de la violencia en los Estados Unidos”. Mención de la violencia, y la persona promedio comienza a cargar contra los atracadores aislados, contra los negros que queman tiendas, y en contra de los estudiantes que ensombrecen unos ceniceros en edificios de la Universidad. El americano medio nunca tiene en cuenta, cuando contempla la violencia de nuestra época, al ejército americano y su destrucción genocida del pueblo de Vietnam, o la policía americana en su “clubbing” en Chicago, o al asesinato y el gas en el “Parque del pueblo”. Porque al parecer, cuando el Estado, el monopolizador de la violencia, el gran Moloch bestial de la destrucción en masa, utiliza la violencia aparentemente es “no violencia” para todos. Sólo los ciudadanos prácticamente inermes utilizando la fuerza contra el Estado, o incluso simplemente negándose a obedecer los mandatos estatales se consideran "violentos". Es este tipo de insana ceguera la que permite al Presidente Johnson clamar "no vamos a tolerar la violencia, no importa el lema", y al Presidente Nixon denunciar la violencia estudiantil, mientras que se felicita al complejo militar industrial, y no es la burla de la oficina.


El grito que se ha oído por encima de todo esto es que era necesario para defender la "propiedad privada" de la Universidad de California. En el primer lugar, aunque este pequeño terreno fuera “propiedad privada”, el bayonetear, gasear, torturar, y disparar a los desarmados creadores del parque habría sido una exageración a todas luces excesiva y grotesca, puesto que, los asesinatos en masa y la tortura es de largo mucho más criminal que la original entrada ilegal en el terreno. Uno no acuchilla a alguien por robar una manzana, lo que es un castigo más allá de toda proporcionalidad que "sobrepasa la entidad del delito", siendo en sí mismo mucho más criminal que la infracción original.Así que, aun cuando esta propiedad se considerara una legitima “propiedad privada”, la masacre debería de seguir siendo condenada.


En segundo lugar, es sin duda grotesco llamar a ese terreno barroso"propiedad privada". La Universidad de California es una institución gubernamental que adquiere sus fondos y sus bienes robando a los contribuyentes. No es entonces “propiedad privada” en ningún sentido, sino propiedad robada, y, como tal, esta moralmente desocupada, con sujeción a los principios libertarios de ocupación (N. del T: homesteading en el original) que discutimos a continuación. La gente de Berkeley son apropiadores ogirinales en la mejor tradición americana - y libertaria -, tomando la parte no utilizada de la tierra baldía, moralmente sin propietario, y transformándola con su labor colonizadora en un agradable y útil parque para el pueblo. Por esto fueron masacrados.


Eso es todo; se trata de una prueba de fuego sobre si cualquier persona puede en razón y conciencia llamarse a sí mismo "libertariano". Aquí los problemas son claros y sencillos; aquí no hay factores de complicación. No hay ninguna supuesta "seguridad nacional" de por medio. No hay ninguna "conspiración comunista internacional" en el asunto. No hay tiendas quemadas, no existen estudiantes que se lamenten en soledad porque las clases se han suspendido. La cuestiones es clara: las fuerzas armadas, brutales, opresivas fuerzas del Estado pisoteando a los pacíficos, desarmados, ciudadanos colonizadores. Cualquier persona que deja de alzar su voz en la condena absoluta de este reino del terror, cualquier persona que lo equivoque o excuse o condone, no puede ya a su vez ser llamado libertariano. Por el contrario, él esta con las fuerzas del despotismo; él pasa a formar parte del enemigo.

Carta de Washigton, por Karl Hess

¿Dónde están los detalles?


El libertarianismo es claramente el más -quizás el único- movimiento verdaderamente radical en los Estados Unidos. Agarra los problemas de la sociedad por las raíces. No es reformista en ningún sentido. Es revolucionario en todos los sentidos. Debido a que mucha de esta gente ha venido de la derecha, sigue habiendo acerca de él por lo menos un aura o, tal vez, una miasma defensiva, como si de verdad sus intereses centrales fueran, por ejemplo, la defensa de la “propiedad privada”. La verdad, por supuesto, es que el libertarianismo quiere impulsar los principios de la propiedad, pero de ninguna manera quiere defender, a buen o mal grado, todos los bienes que ahora se llaman privados. Gran parte de la propiedad es robada. Gran parte es de título dudoso. Todo esto está profundamente entrelazado con un inmoral y coercitivo sistema estatal que ha condonado, construido sobre, y se ha beneficiado de la esclavitud, se ha expandido y explotado a través de una brutal y agresiva política exterior colonial e imperial, y sigue manteniendo a la gente más o menos en una relación siervo-amo por las concentraciones de poder político-económico

El libertariano se refiere, ante todo y sobre todo, a la más valiosa de las propiedades, la vida de cada individuo. Esta es la propiedad más brutal y constantemente amenazada por los sistemas estatales ya sean de la derecha o la izquierda. Los derechos de propiedad que corresponden a objetos materiales son considerados por los libertarianos como resultantes del fundamental derecho a poseer, directamente, y disfrutar de la propia vida y de aquellas posesiones adquiridas sin coacción. Los libertarianos, en pocas palabras, simplemente no creen que el robo sea correcto si se comete en nombre de un estado, una clase, una crisis, un credo, o un cliché. Esto está muy lejos de compartir un “terreno común” con los que desean crear una sociedad en la que unos “super capitalistas” son libres para amasar enormes explotaciones, diciendo que es, en última instancia, el más importante propósito de la libertad. Esto es una absurdidad proto-heroica.


El libertarianismo es un movimiento popular y de liberación. Su objetivo es una sociedad abierta. Una sociedad no-coercitiva, en el que las personas, puedan vivir libres, distintas personas pueden asociarse voluntariamente, des-asociarse y, a medida que encajan, y si lo creen conveniente participar en las decisiones que afectan a sus vidas. Esto significa un verdadero mercado libre en todo, desde las ideas a las idiosincrasias. Esto significa que las personas libremente pueden inmediatamente organizar de forma colectiva o individual los recursos de su comunidad. Esto significa la libertad para formar comunidades basadas y apoyadas en el sistema judicial que ellos deseen, sin ninguno o con sistemas de arbitrio privados, según como consideren más acertado. Lo mismo ocurre con la policía. Lo mismo con escuelas, hospitales, fábricas, granjas, laboratorios, parques, y pensiones. Libertad significa el derecho a formar tus propias instituciones. Se opone al supuesto derecho de esas instituciones de imponerse sobre ti en base al mero hecho del poder o el estatus tradicional.

Para muchos, sin embargo, estos principios de raíz radical del libertarismo seguirán siendo meras abstracciones, e incluso sospechosos, hasta que se conviertan en agresivas propuestas normativas específicas. No hay apenas nada de radicalismo, por ejemplo, en aquellos que dicen que los pobres deben tener una mayor proporción del presupuesto federal. Esto es algo reaccionario, el pedir que la institución de robo estatal haga meramente más aceptable su robo ampliando la distribución de su botín a las personas que no s caen más simpáticos. Tal vez nadie en su sano juicio podría oponerse más a dar fondos federales para los pobres que para gastar ese dinero en la masacre de campesinos vietnamitas. Sin embargo, para argumentar tales méritos relativos, uno debe terminar siendo simplemente reformista y no revolucionario.

Los libertarianos pueden y deben proponer tácticas y objetivos revolucionarios con un significado específico para los pobres y para todas las personas; para analizar en profundidad y, por ejemplo, demostrar el sentido de la libertad, libertad revolucionaria, para ellos. Por mi parte, sinceramente suplico por ejemplificar el pensamiento de mis camaradas. Las propuestas deberán tener en cuenta el tratamiento revolucionario del robo 'privado' y 'público' en base a la propiedad libertaria, en términos radicales y revolucionarios; Los factores que han oprimido al pueblo desde antiguo hasta el momento, y así sucesivamente. Murray Rothbard y otros han hecho mucho trabajo teórico a lo largo de esta línea, pero nunca puede ser suficiente dejar en unos pocos hombros gran parte de la carga.


Permítaseme proponer sólo algunos ejemplos del tipo de concreto, revolucionario y radical a las preguntas que los miembros de nuestro Movimiento bien podrían hacerse a si mismos.


-- La propiedad de la tierra y / o su uso en una situación de declive del poder estatal. La situación Tijerina (N. del T: No sé a que se refiere) sugiere un enfoque. Debe haber muchos otros. ¿Y qué hay del agua y la contaminación del aire y la prevención (de forma realista, no romántica)?


-- Trabajadores, accionistas, las funciones de la comunidad o los derechos al producto del trabajo en términos de análisis libertario y con propuestas concretas en sentido radical y revolucionario. ¿Qué, por ejemplo, podría o debería suceder a “General Motors” en una sociedad liberada?


De particular interés, para mí en todo caso, es centrar el análisis libertario y el ingenio en el gran asunto pendiente e inacabado de la abolición de la esclavitud. Simplemente se ha dejado a los esclavos libres, en un mundo que sigue siendo propiedad de sus amos. Obviamente, es una injusticia histórica. (Los libertarianos sostenemos que el Sur se debería haber podido secesionar de manera que los esclavos, junto con sus amigos del Norte, podrían haber construido un movimiento revolucionario de liberación, derrocado a los capitanes, y, por lo tanto, logrando la reparación en forma de revolución.)


Los pensamientos sobre las reparaciones son hoy ensombrecidos por la preocupación de que fueran llevados a cabo en contra de personas inocentes que de ninguna manera pueden conectarse a la ex-opresión. Sin embargo, hay una zona donde esta contraindicación podría evitarse: en el uso de las tierras e instalaciones “propiedad del gobierno”, que se podrían usar como elementos de indemnización a los descendientes de los esclavos y que haría posible que estos puedan participar en la comunidad de la tierra, finalmente, como iguales y no como pupilos.


En algún sitio, tengo que asumir, hay un libertario que, comparte la idea, y podría hacerla funcionar como una buena y coherente propuesta de justicia en esa zona. Obviamente, la lista es interminable. Pero el punto es finita y esta finamente enfocado. Con el libertarismo ahora en desarrollo como un Movimiento, sinceramente se necesitan con urgencia propuestas innovadoras, radicales, y objetivos específicos, y una agenda revolucionaria que pueda traducir estos grandes y duraderos principios en el tiempo, comandando la teoría, e incluso ideando posibles medidas prácticas

"¿Qué país puede preservar sus libertades, si sus gobernantes no advierten de vez en cuando que su pueblo preserva el espíritu de resistencia? Vamos a tomar las armas."

--- Thomas Jefferson, 1787

sábado, julio 19, 2008

Otro ejemplo de justicia sin estado: Fiebre del oro de California (1848 - 1855)

Me encontraba debatiendo con Fabricio sobre el polémico tema -entre los anarquistas de mercado- del robo de tierras, cuando le comente la triste historia del aventurero suizo John Sutter.

Sutter llegó a California cuando esta aún era una región virgen en manos del estado mejicano. Sutter fundo un prospero rancho conocido como Sutter's Mill, en las por aquel entonces tierras más fertiles del mundo. Todo fue bien hasta que un día, 24 de enero de 1848, su James Marshall y sus hombres constrian un molino cuando se encontraron con pepitas de oro. Cuando se entero, Sutter quiso mantener la noticia en secreto, pero esta se hizo conocida entre los chismosos, hasta que "el 15 de marzo siguiente el periódico The Californian publicó la noticia. El periodista que la firmaba, Samuel Brannan, inmediatamente puso una tienda de suministros para los cazafortunas que llegarían. Brannan corrió por las calles de San Francisco, con un frasco lleno de oro y gritando "¡....oro, oro! ¡Oro en el río Americano!".

La noticia se extendio como la polvora, el fenomeno que se produjo ha sido calificado como la "primera fiebre del oro de clase mundial", de todos los contientes, por tierra o mar, empezaron a llegar inmigrantes en busca del oro, los llamados "Forty-niners" invadían sus tierras, sus cosechas eran robadas, sus animales muertos. Pronto sus trabajadores lo dejaron en pos del oro y el se quedo solo con sus familiares, se vio en la ruina, pero trabajo duro durante un tiempo y años despúes consiguio que los tribunales le dieran la razón en su reclamación de propiedad, sin embargo, el que habia sido un pequeño asentamiento era ya una gran ciudad, y al conocer la sentencia hubo levantamientos y linchamientos contra el juez y diversos familiares de Sutter, terminando alguno por suicidarse al verse rodeado por la furiosa multitud (que ya que estaba aprovecho para linchar también a negros e "hijos de papá"). La restitución nunca se produjo, y Sutter acabo como un viejo loco.

Esta historia que he resumido muy brevemente la conocí en un libro, el cual me recomendó mi antiguo profesor de Derecho Constitucional para el verano, que preste hace tiempo (a ver si consigo recuperarlo). Lo relevante es que mientras hablabamos del tema decidi buscar más información porque no era algo que tuviera reciente. Cual fue mi sorpresa que encontré, en un fantástico artículo disponible en la wikipedia, otro ejemplo de provisión de un servicio de resolución de conflictos por la vía arbitral sin necesidad de mediación de ninguna sucia mafia estatal: la autorganización de los "Forty-niners".

Cuando comenzó la fiebre del oro , California era, en la práctica, un lugar sin ley. El día del descubrimiento en Sutter's Mill, California técnicamente era aún parte de México, aunque bajo ocupación militar estadounidense, como resultado de la guerra México-Estados Unidos de 1846. El Tratado de Guadalupe Hidalgo, con que finalizó la guerra el 2 de febrero de 1848, había transferido el dominio de California a los Estados Unidos. California no era un territorio formalmente organizado, y su incorporación a la Unión Americana no fue inmediata. Temporalmente, California fue un territorio bajo control militar, sin que hubiera poderes legislativo, ejecutivo o judicial para la región. Los residentes actuaban sujetos a una confusa mezcla de reglas mexicanas y estadounidenses, y su juicio personal.

El Tratado obligaba a los Estados Unidos a respetar las concesiones territoriales que habían sido hechas por el gobierno mexicano, pero las zonas mineras se encontraban lejos de dichas concesiones, por lo que la fiebre del oro no se vio afectada por los términos del tratado. Los campos de explotación eran técnicamente propiedad del gobierno de los Estados Unidos, pero en la práctica eran terrenos sin una legislación definida, y sin mecanismos para hacer valer cualquier ley sobre ellos.

Para los Forty-niners, esto fue una ventaja, porque el oro estaba "libre para ser tomado". No había propiedad privada, ni impuestos que pagar por el mismo. Los Forty-niners elaboraron sus propios códigos, y sus propias formas de ponerlos en vigor. Se sobreentendía que cualquier gambusino podía "reclamar" tierras, pero esa reclamación solo tendría efecto en tanto que esas tierras fueran efectivamente explotadas. Los mineros solían reclamar las tierras, y comenzaban a explotarlas sólo lo suficiente para determinar su potencial. Si la tierra se consideraba de bajo valor, como ocurrió en la mayoría de los casos, los mineros la abandonaban y proseguían la búsqueda de su fortuna. Otros mineros entonces podían llegar a reclamar para sí la tierra que ya había sido trabajada y abandonada. Esta práctica se conocía como "claim-jumping". Las disputas eran manejadas personalmente y a veces de forma violenta; en muchas de ellas los propios gambusinos se asociaban para actuar como árbitros.
Y también resulta reseñable lo que acabo ocurriendo con el oro californiano:

Una vez que el oro era recuperado, el metal podía tomar varios caminos. El más inmediato era ser utilizado como moneda de trueque para comprar provisiones y pagar por el hospedaje de los mineros. Con frecuencia, el oro usado en estas transacciones acababa de ser encontrado, y había sido cuidadosamente pesado y valorado.
A su vez, los comerciantes y vendedores utilizaban el oro para comprar provisiones a los capitanes de los barcos que llevaban mercancías a California. El oro dejaba California a bordo de barcos o en mulas. Un segundo destino era que los propios Argonautas lo llevaran consigo al partir, cuando decidían que habían obtenido lo suficiente como para volver a casa. Se estima que unos 80 millones de dólares en oro fueron llevados a Francia de esta manera. Con el avance y la consolidación de la fiebre del oro, los bancos locales comenzaron a emitir notas de crédito o billetes, a cambio de oro, y algunas casas de moneda privadas crearon monedas de oro. Con la construcción de la Casa de Moneda de San Francisco en 1854, el oro se transformó en monedas oficiales de los Estados Unidos, para circulación. El oro también fue enviado a bancos nacionales en California, a cambio de papel moneda corriente.

jueves, junio 19, 2008

Casas Viejas: Brutal represión republicana contra los anarquistas




*Obviamente yo no soy un comunista libertario, por si hay algún despistado por ahí, pero no dejo de simpatizar con los campesinos que se levantaron contra los latifundistas -cuya posesión de la tierra era una agresión constante para los trabajadores de la tierra, auténticos propietarios expropiados- y la república criminal. Jamas llevaría esa bandera, ni ninguna otra salvo la bandera negra de la libertad, que simboliza la negación de todas las demás.

lunes, mayo 26, 2008

Rothbard, Anarquía y Taoísmo

Extraído de Historia del pensamiento económico vol I (El pensamiento económico hasta Adam Smith) de Murray N. Rothbard.

Las tres principales escuelas de pensamiento político chino, la legalista, la taoísta y la de los seguidores de Confucio, se desarrollaron en el periodo comprendido entre los siglos VI y IV antes de Cristo. En líneas generales, la legalista, la última de las tres grandes escuelas, simplemente buscaba maximizar el poder estatal, aconsejando a los gobernantes modos de aumentar su poder. Los taoístas fueron los primeros libertarios del mundo, y sostenían que la interferencia del estado en la economía o la sociedad debía minimizarse o anularse; los seguidores de Confucio, por su parte, mantenían una posición intermedia en tan espinoso asunto. La figura dominante fue la de Confucio (551-479 a.C.), cuyo verdadero nombre era Ch´iu Cheng-ni, un erudito de familia aristocrática venida a menos de la defenestrada dinastía Yin, que llego a ser Comisario General del estado de Sung. En la práctica, aunque mucho más legalista, el pensamiento de Confucio difería poco del de los legalistas, puesto que el confucionismo estaba en gran medida consagrado a instalar una burocracia educada en una mentalidad filosófica al frente del gobierno chino.

Con mucho, los más interesantes de entre los filósofos políticos chinos fueron los taoístas, movimiento fundado por Lao-Tsé, figura, aunque oscura, de inmensa importancia. Se sabe poco de su visa, pero parece haber sido contemporáneo y amigo personal de Confucio. Al igual que este procedía del estado de Sung y era descendiente de la baja aristocrática de la dinastía Yin. Ambos vivieron en un tiempo agitado, de guerras y estatismo, pero reaccionaron de modo bien diferente. Lao-Tzé llegó a la conclusión de que el individuo y su felicidad son la unidad fundamental de la sociedad. Si las instituciones sociales impidieran el desarrollo y felicidad individuales, entonces tales instituciones debían ser limitadas o incluso definitivamente eliminadas. Para el individualista Lao-Tsé, el gobierno, con sus “leyes y regulaciones más numerosas que los pelos de un buey, era un vicioso opresor del individuo, “más temible que el más fiero de los tigres”. En suma, el gobierno debería limitarse al mínimo más mínimo posible, constituyendo para Lao-Tsé “inacción” la palabra clave, pues sólo la inacción del gobierno permite florecer y ser feliz al individuo. Cualquier intervención gubernamental, declaraba, sería contraproducente y no generaría sino confusión y revueltas. Lao-Tsé, el primer economista político en discernir los efectos sistemáticos de la intervención del gobierno, después de remitir la experiencia común de la humanidad, llego a esta penetrante conclusión: “Cuantas más restricciones existan y más artificiales sean los tabúes que haya en el mundo, más se empobrecerán la gente… Cuanta más prominencia se dé a las leyes y regulaciones, más ladrones y bandidos habrá”.

Las peores intervenciones del gobierno, según Lao-Tsé , son la imposición fiscal excesiva y la guerra. “El pueblo pasa hambre porque sus superiores consumen en exceso sobre lo que recaudan” y, “donde se estacionan los ejércitos, sólo crecen después zarzas y espinos. Durísimos años de hambruna de seguro seguirán a una gran guerra”.

El curso de acción más sensato es mantener al gobierno simple e inactivo, ya que entonces el mundo “se estabilizará por si solo”.

En palabras de Lao-Tsé: “Por eso dice el hombre juicioso: no haré nada, y se cambiará la gente ella sola; me estaré quieto, y se enderezará por sí misma; permaneceré inactivo, y la gente se enriquecerá sin más….”.

Profundamente pesimista, sin esperanza de que fuera a producirse un levantamiento general que corrigiera la opresión del gobierno, Lao-Tsé aconsejaba seguir el ahora familiar sendero taoísta de la pasividad, la renuncia y la limitación de los propios deseos.

Dos siglos más tarde, su gran discípulo Chuang-Tsé (369-ca. 286 a.C.) prosiguió las ideas sobre laissez-faire de su maestro hasta su conclusión lógica: el anarquismo individualista. El influyente Chuang-Tsé, escritor de estilo elegante y frecuente recurso a parábolas alegóricas, fue el primer anarquista en la historia del pensamiento. Cultísimo, era nativo del estado de Meng (en la actualidad, posiblemente en la provincia de Hunán) y descendía de la vieja aristocracia. Siendo oficial de bajo rango, su fama se extendió por toda China, hasta el punto de que el rey Wei, del reino de Chú, le envió un emisario con ricos presentes y le urgió a convertirse en su principal ministro. Su desdeñosa respuesta a la oferta real es una de las grandes declaraciones de la historia sobre los peligros ocultos que encierra el boato del poder estatal y su contraste con las virtudes que reserva la vida privada:

“Mil onzas de oro son ciertamente una gran recompensa, y el cargo de primer ministro sin duda una elevada posición. Ahora bien, señor, ¿es que no ha visto al buey que se va a sacrificar a la espera de serlo en el templo real del estado? Se le cuida mucho y se le alimenta bien durante unos pocos años, y se le engalana con ricos brocados hasta que está listo para ser llevado al Gran Templo. Entonces, aunque con gusto se cambiaría por el más solitario de los cerdos, ¿acaso puede hacerlo? Así que… ¡fuera de aquí y rápido! No me insulte. Preferiría vagar y no hacer nada en un charco embarrado, pasármelo bien a mi gusto, antes que acabar sometido a las limitaciones que impondría el gobernante. Jamás aceptaría un cargo oficial, para así poder ser libre de proponerme mis propios fines”.

Chuang-Tsé reiteró y embelleció la devoción de Lao-Tsé por el laissez-faire y la oposición al gobierno estatal: “Tan sólo dejar sola a la humanidad, nunca el gobernarla [tuvo éxito]”. Chuang-Tsé fue también el primero en exponer la idea de “orden espontáneo”, descubierta de modo independiente por Proundhon en el s.XIX y desarrollada en el XX por FA. Von Hayek en la Escuela Austriaca. En palabras de Chuang-Tsé: “el buen orden resulta espontáneamente cuando se dejan las cosas a sí mismas”.

Ahora bien, si es cierto que la gente, en su “libertad natural”, puede conducir perfectamente su propia vida, las reglas del gobierno y sus edictos distorsionan la naturaleza en un artificial lecho procusteano. Como dice Chuang-Tsé: “La gente común tiene una naturaleza constante: hila y se viste, ara y se alimenta… en lo que cabría llamar su “libertad natural”. En su libertad natural, esta gente nació y murió a su suerte, sin sufrir restricciones ni limitaciones; nunca fue levantisca ni rebelde. Si a los gobernantes les diera por establecer leyes y ritos para gobernar a esta gente, no sería muy diferente de pretender alargar las cortas patas de los patos o recortar las largas zancas de una garza, o de poner ronzal a un caballo”. Tales reglas no sólo no servirían para nada bueno, sino que causarían muchísimo daño. En suma, concluye Chuang-Tsé, el mundo “simplemente no necesita de gobierno, y de hecho no debería ser gobernado”.

Chuang-Tsé probablemente fuera, además, el primer teorico en ver al estado como un bandolero: “un ladronzuelo del tres al cuarto acaba en prisión. Un gran bandido acaba de jefe del estado”. O sea, que la única diferencia entre un jefe de estado y un el jefecillo de una banda es el tamaño de su botín. El tema del gobernante conceptuado como un ladrón sería repetido, como hemos visto, por Cicerón, y más tarde por los pensadores cristianos de la Edad Media, aunque por supuesto estos llegaron a las mismas conclusiones por caminos diferentes.

El pensamiento taoísta floreció durante varios siglos, culminando con Pao Chin-yen, pensador decididamente anarquista que vivió a comienzos del siglo IV antes de Cristo y de cuya vida apenas se sabe nada. Pao, siguiendo a Chuang-Tsé, comparaba el idílico modo de vida de los tiempos antiguos, sin dirigentes ni gobernantes, con la miseria inflingida por éstos en su época. En los primitivos días, escribió, “no había dirigentes ni gobernantes, con la miseria inflingida por éstos en su época. En los primeros días, escribió, “no había dirigentes ni administradores. La gente cavaba pozos y bebía, araba campos y comía. Cuando el sol despuntaba iban a trabajar y, cuando se ponía, a descansar. Seguían su parecer plácidamente y sin estorbos, consiguiendo en gran medida ser felices”. En la era sin estado, no había guerras ni desórdenes:

“Cuando no había caballeros ni mesnadas que reunir no cabía hacer guerra… Aún no se concebía abusar del poder para beneficiarse a costa de otros. No había desastres ni desmanes. No se usaban escudos ni lanzas, ni se construían murallas ni fosos… La gente comía y se divertía, no tenía preocupaciones y vivía contenta”.

Pero en este idílico cuadro de paz y contento, escribe Pao Chin-yen, apareció la violencia y el engaño instituidos por el estado. La historia del gobierno es la historia de la violencia, de la expoliación del débil por el fuerte, de malvados tiranos que se embarcan en orgías de violencia, y que, al tener el poder, pueden “dar rienda suelta a todos sus deseos”. Además, la institucionalización de la violencia por el gobierno condujo a que los minúsculos desórdenes de la vida diaria se intensificaran y expandieran enormemente, cobrando una dimensión mucho mayor. Como dice Pao:

“Las disputas entre gente corriente son asunto trivial, ya que ¿qué consecuencias pueden originar un enfrentamiento a ese nivel? Esa gente no tiene tierras inmensas que despierten la avaricia, ni autoridad para lograr sus propósitos. Su poder no les permite reunir masas en pos de ellos, ni imponer respeto a las reunidas por sus oponentes. ¿Cómo van a compararse con una manifestación de furia real, capaz de desplegar ejércitos y batallones, y de hacer que gente sin enemigos ataque estados que no les han hecho nada?”

A la habitual acusación de haber pasado por alto que existen gobernantes buenos y benévolos, Pao replica que el gobierno en sí mismo es una violenta explotación del débil por el fuerte. Es el sistema en sí mismo lo que constituye el problema, ya que el objetivo del gobierno no es favorecer a la gente, sino controlarla y saquearla. Ningún gobernante puede compararse en virtud al que simplemente no gobierna..

Pao Chin-yen también emprendió un estudio magistral de psicología política al señalar que la propia existencia de la violencia institucionalizada por el estado provoca imitación entre la gente. En un mundo feliz y sin estado, declara Pao, la gente tendería naturalmente al orden y no intentarían saquear a su vecino. Pero los gobernantes oprimen y esquilman al pueblo, y “hacen trabajar a la gente sin descanso, para también sin descanso quitarle todo”. De esta guisa, se incita al robo y bandidaje al pueblo descontento, y los bandidos, al robar armas y armaduras en un principio pensadas para pacificar, intensifican el saqueo. “Todo esto ocurre porque hay gobernantes”. La idea habitual de que se necesita un gobierno fuerte para combatir las revueltas populares, concluye Pao, comete el grave error de confundir la causa con el efecto.

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