
Cuando algunos sostenemos que la mayor parte de las miserias de nuestro mundo parten de la ley, se nos toma por unos extremistas paranoicos. Espero que la vivencia personal que voy a relatar en este post ayude a convencer a alguno de lo importante que es este tema. Parece que en nuestro época no hay nada que se tema más que al radical, a aquel que no cede ni un centímetro de terreno a la irracionalidad por caer bien o por sentirse aceptado en un mundo académico cada vez más sectario. Fue la escritora y filosofa Ayn Rand, quien dándose cuenta de esto, dijo un par de cosas que retumban en mi mente cada vez que recuerdo este episodio ocurrido la semana pasada en la facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo:
"En el momento en que llega a la enseñanza superior, un joven brillante, sensible y precozmente observador ha adquirido la sensación de estar atrapado en un universo de pesadilla donde se le mira con resentimiento, no por sus defectos, si no por su mayor atributo: Su inteligencia. Es meramente una sensación, no una convicción firme; ningún adolescente puede llegar a una conclusión así con certeza ni creer en una maldad tan enorme. El joven siente simplemente que es "diferente", en una manera que no puede definir -que no encaja bien con la gente, por cierta razón que no puede nombrar- que quiere entender asuntos, grandes asuntos, que a nadie más parecen importar. Su primer año en la enseñanza superior es, normalmente, su asesino psicológico. Había esperado que la Universidad fuese una ciudadela del intelecto donde podría encontrar respuestas, conocimiento, significado y, sobre todo, algunos compañeros con los que poder compartir sus intereses e ideas. No encuentra nada de ello. Uno o dos profesores pueden cumplir estas expectativas (aunque año a año estos profesores son cada vez más difíciles de encontrar)"
Cuando el profesor Vega dio su opinión sobre el tema y volvio a mencionar a la Iglesia Catolica, no pude evitar murmurar un comentario del tipo ¡vaya pesados! ¡otra vez la con la iglesia!, con tan mala suerte que el señor Ayala me escucho. Ya rota en cierta forma la barrera del anónimato del grupo, me decidí a intervenir, planteandoles lo siguiente a los ponentes: ¿Es posible que la introducción de una asignatura que adoctrina en principios democraticos a todo el mundo de forma obligatoria nos conduzca a una suerte de mutación constitucional hacia un modelo de democracia militante a la alemana? ¿Qué derecho tiene el estado a decirme que lo bueno es la democracía, imponiendome esos valores a mí que no soy democrata, como no soy comunista o fascista?

Así que me lance a la piscina, le hable a la clase de sistemas judiciales y de seguridad gestionados sin estado. Les hable de respeto a instituciones como la propiedad o los contratos, de respeto a los derechos naturales anteriores necesariamente a la existencia de la mafia estatal. El profesor me llamo ignorante, me dijo, despectivamente, que debería volver a primero. Yo le pregunte que si esta asignatura era Metodología jurídica. Le dije que tenía muy buena nota en la misma. Le dije, inocentemente, que le podía recomendar bibliografía para que viera que mis ideas no eran algo que hubiese surgido 5 minutos antes de entrar en el aula. Pero él me espeto, ¡yo te puedo dar toneladas de bibliografía!, mientras continuaba con sus estúpidas burlas, más propias de un matón de patio que de un profesor de universidad. empezó a contarme las mismas teorías misticistas sobre el derecho que se estudian en la facultad, como si fuese un alumno lento que no hubiese entendido nada. Tuve que decirle lo ya obvio para todos, que yo entendía perfectamente lo que me contaba, de hecho lo había estudiado, pero que simplemente no estaba de acuerdo. Le refute la idea kelseniana de la ciencia del Derecho "pura", ajena a valoraciones personales, encuadrado en el normativismo estatal. Así el sistema jurídico se ordenaría de una forma lógica, en la famosa pirámide kelseniana, quedando como cierre del sistema y elemento legitimador una norma fundamental que nadie explica porque es tal ¿Qué demonios hay de puro en decir que el Derecho es el sistema normativo del estado? ¿No es obedecer al estado tomar una posición valorativa?.

Cuando en lo que se supone que es un templo del saber se desprecia con tácticas dialécticas matoniles al que discrepa, uno se pregunta que hay realmente detrás de este comportamiento vergonzoso.
En mi opinión que se hable o debata de este tema es tan peligroso o más, para los intereses de la clase gobernante, y sus grupos de presión privilegiados, a que se conozca el funcionamiento del sistema bancario o la naturaleza del dinero fiduciario. Después de todo, aquello es consecuencia de la ley impuesta en última instancia.
¿A qué grupo de interés perjudican estas ideas? Pues a uno, que bien podría equipararse a los economistas que defienden la intervención (del tipo que sea) del llamado "sector público" según sus designios "científicos": los juristas. La lucha de los juristas por la expansión del poder del estado se remonta mucho atrás, ya en época de Alfonso X, caracterizado como el idiota por el profesor Santos Coronas (gracias profesor), se puede ver como este grupo de presión fue soporte fundamental para legitimar el ascenso del poder regio, entendiendo al Rey como el rey-legislador capaz de decidir que es y que no es Derecho. Esta alianza delictiva fue la que acabo por poner los cimientos al estado moderno con su monopolio de la creación del Derecho.

Ciertamente estoy muy lejos de poder siquiera pensar en escribir un tratado de Derecho, aún he de aprender mucho, pero no soy un zombi y puedo reconocer aquello que no es cierto, por mucho que la mayoría de los profesores a sueldo del estado pretenda que es evidente. Esta es la naturaleza dogmática de la mayor parte de los profesores de la Universidad Española. Especialmente en carreras como Derecho, en la que el mismo campo de estudio se encuentra pervertido en su raíz.
A3!!