jueves, agosto 02, 2007

Antiprohibicionismo libertario, la unica solución justa y coherente

La represión contra los empresarios de la industria de las drogas continua aumentando en Asturias. Estos últimos meses ha habido muchas detenciones injustas de personas que no cometían ninguna agresión (1, 2, 3, 4 ... pero hay cientos solo en Asturias) y solo intentaban ganarse la vida prestando un servicio que muchas personas reclaman en la región. No en vano más de 12.000 asturianos consumen cocaína de forma habitual.

Yo no digo que el cocaína sea un producto bueno para la salud, pese a que millones de personas opinan que su consumo ocasional no es tan malo para determinados momentos de ocio y que “con un poco de cabeza, se puede pasar un buen rato con ella sin perder el tren de la vida”.

Lo que digo es que prohibir comportamientos que no dañan a terceros y relaciones comerciales voluntarias entre personas es un abuso en toda regla. ¿Acaso no es (teóricamente) el Estado el guardián de nuestros derechos fundamentales? ¿En razón de que criterios se violan aquí estos derechos mediante la maquinaria represiva del monopolio policial? No se trata de defender los legítimos derechos de propiedad de las personas de agresiones, sino de agredir esos mismos derechos con la excusa de hacerlo por un “bien social” cambiante y a gusto del poder que todo lo legitima.

En una sociedad civilizada la fuerza solo debería emplearse legítimamente en modo defensivo, no para dirigir la vida del resto según le guste al político/ladrón (tanto monta, monta tanto) que gano la ultima competición de mentirosos (véase elecciones).

El mismo Confucio nos advirtió en cierta forma de esto, él dijo "Cuando las palabras pierden su significado, la gente pierde su libertad." Es por ello que, no se debe de criminalizar aquello que no es un crimen, y una industria que se basa en el acuerdo entre las partes no es un crimen. Así como las personas que ven la oportunidad de lucrarse sirviendo a los consumidores aquello que libremente demandan no son criminales. Muchos más bien, son auténticos héroes de la libertad.

Si muchas veces este negocio se ve copado (por lo menos en lo que a grandes cantidades se refiere) por auténticos criminales dispuestos a extorsionar, robar e incluso matar para mantener su puesto en el mercado de los estupefacientes, es a causa de la prohibición inmoral de la producción, comercio y consumo de estas sustancias. La prohibición genera incentivos por los que personas deciden ganar dinero respondiendo a una demanda insatisfecha. Pero al ser una actividad prohibida por los gobiernos, el empresario del sector tiene que esquivar a las fuerzas “de la ley”, no dispone de seguridad jurídica ninguna y se ve desprotegido cuando le roban o tiene una disputa. Cuando el estado monopoliza el derecho y excluye a algunas personas de sus beneficios por razones arbitrarias como es el caso, lo normal es que los conflictos se solucionen por la fuerza o mediante la amenaza de su uso. Así en palabras de Ayn Rand “el asesino vencerá al carterista”.

Es por esto que los criminales que están dispuestos a utilizar la fuerza y tienen respaldo de hombres armados o funcionarios corruptos se hacen con el control de este trafico a gran escala, del mismo modo que la mafia controlaba la industria de destilación y comercio de alcohol (declarada ilegal por la ignominiosa “Ley seca” americana).

Siempre se ha asociado la defensa de la “legalización” a un sector de la izquierda. Muchos de los que defienden eso consideran que se debe crear una ley reguladora de este mercado que liberalice el consumo y restrinja la producción, a la par que se carga impositivamente las sustancias en cuestión. Esto no es más que otra injusticia, porque hace que sobre el consumidor recaiga la carga fiscal (o sea que el estado se beneficie por la fuerza de esta industria) y que además disponga de un peor producto al no estar liberalizada la entrada y producción, quedando seguramente en manos de algún amigo del gobernante.

Pero es que esta es solo una pequeña parte del izquierdismo, el sector más amplio es prohibicionista y solo emplea estas “reivindicaciones” cuando le conviene políticamente. En una región en la que ser "de izquierdas" es casi como una obligación moral, los grupos de presión antidroga lo tienen muy claro, el tema de las drogas ya no vende políticamente. En una entrevista publicada en La Nueva España, Luis Manuel Flórez de “Proyecto Hombre” dice cosas muy reveladoras:

El consumo de los años ochenta tenía un componente de crítica social, de malestar vital. No digo que fuera gente que buscaba una revolución, pero sí una sociedad distinta. Había un componente reivindicativo y de protesta, incluso un estereotipo que relacionaba a la izquierda política con el porro. Ese componente de crítica hoy yo ya no lo veo en la población drogodependiente. Lo de hoy, aunque me cueste decirlo, es casi cultural, o empieza a serlo, y ligado al ocio. Lo cual me parece peligrosísimo.”

En otras palabras, que cuando la gente se droga como forma de apoyar sus políticas supuestamente progresistas es bueno, pero que se drogué para buscar sus propios fines (bienestar, ocio, evitar la depresión, sociabilidad...) entonces es cuando tenemos el problema.

Pero la cosa sigue: “Tenemos que prever dispositivos, porque no nos puede pasar con la cocaína lo que en los ochenta nos pasó con la heroína, que apenas había dispositivos de atención más allá de algunas iniciativas privadas.”

O en otras palabras la gente es muy perversa y nunca ayudaría a las personas drogodependientes de forma voluntaria, pero menos mal que aquí estamos nosotros, pero claro para que seamos efectivos necesitamos más fondos. Teniendo en cuenta que la iniciativa privada puede encargarse de cualquier cosa en este mundo y de que se esta haciendo una equiparación interesada del problema de los cocainómanos y los heroinómanos, esto no es más que un fraude para obtener más dinero del robo “legal” de los impuestos.

Debemos de huir tanto del puritanismo de quienes defienden la prohibición, como de las mentiras y manipulaciones de quienes dicen defender la “legalización” y la ayuda al drogodependiente de forma interesada. Solo el antiprohibicionismo libertario es una opción justa y coherente.

2 comentarios:

Fonseca dijo...

Hola a todos.



Y es que si lo planteamos desde una perspectiva meramente utilitarista, nos daremos cuenta de que también es conveniente la liberalización del mercado del narcotráfico.

Al ser un sector encubierto, el consumidor no acude al que cree que es el mejor proveedor sino al primero que encuentra. Nadie sabe que empresa produce la droga que se consume, ni como la ha conseguido. Dicho de otra forma, no tienes libertad para elegir, esto provoca que no exista competitividad para elaborar un buen producto que atraiga a un gran porcentaje del mercado.

Ahora bien ¿Que pasa? Legalizar el narcotráfico no es tan fácil. Estamos hablando de un mercado que da muchísimos beneficios, precisamente porque al no existir, prácticamente, competitividad empresarial, los productores no tienen que invertir en pmejorar la calidad, ni en publicitarse, ni nada de eso. Los primeros que quieren que la cosa siga prohibida son los propios narcos.



Fonseca

Stewie Griffin dijo...

"Los primeros que quieren que la cosa siga prohibida son los propios narcos"

Si, pero la prohibición opera en contra de los empresarios pequeños,que no disponen ni de cobertura jurídica ni de la fuerza suficiente para competir con los grandes abiertamente ni con el suficiente dinero para sobornar a funcionarios y políticos, por lo que deberían estar de acuerdo con nuestra postura en defensa de sus propios intereses.

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