lunes, julio 28, 2008

El parque del pueblo, la apropiación original y Reagan, el asesino (1/2)

(Traducción del nºI , vol. VI, de la publicación "The Libertarian Forum" editada el 15 de Junio de 1969 por Murray N. Rothbard, Karl Hess y Joseph R. Peden)


“El campus de Berkeley es un paraíso para los simpatizantes comunistas, los manifestantes y los sexualmente desviados."

Ronald Reagan


MASACRE EN EL "PARQUE DEL PUEBLO"

A veces es difícil escapar a la convicción de que hay una enfermedad tan profunda en el alma del pueblo americano que hace que este más allá de la redención. El 15 de mayo y los siguientes días, la masa armada del estado, la policía local, la policía estatal, la Guardia Nacional, cercó a unos cuantos miles de ciudadanos desarmados de Berkeley, California, que estaban haciendo ¿qué? Habían adoptado un barrizal, transformándolo amorosamente en un "parque del pueblo". Por este “crimen”, y por el “crimen” de negarse a irse de este parque que se había creado con sus propias manos, las brutales fuerzas del Estado, encabezada por el Gobernador Reagan, intervinieron con bayoneta en mano; disparando a la multitud desarmada, hiriendo a más de 70 personas y asesinando al inocente transeúnte James Rector. Un helicóptero voló sobre la multitud y roció con gases lacrimógenos a todos los de la zona, incluidos los niños y los enfermos. Se detuvo a cientos de personas, humilladolas y torturandolas en el infame campo de concentración de Santa Rita –uno de los grandes campamentos para americanos de origen japonés de la Segunda Guerra Mundial.


Todo esto ha ocurrido en nuestra América de 1969, y ¡Oh! ¿Dónde está el grito de indignación del país? ¿Dónde está la demanda para el juicio del asesino Reagan y de todas las cohortes gubernamentales menores implicadas en esta monstruosidad?


Claro, hay algunas protestas de los socialdemócratas (N. del T: del original “liberals”) que consideran que el uso de la fuerza era un poco excesivo, pero uno no puede dejar de impresionarse por el hecho de que para la gran masa Americana la masacre fue un buen espectáculo. Es nuestra omnipresente enfermedad. ¿Por qué estas reacciones que van desde la indiferencia al entusiasmo por este terrible acto? Es debido a que los creadores del parque de Berkeley aparentemente eran “melenudos” y "hippies", y por lo tanto, seres infrahumanos, sin derechos o libertades que necesiten ser respetados. Hay al parecer, decenas de millones de estadounidenses “temerosos de Dios” que favorecen la destrucción genocida de cientos de miles o incluso millones de jóvenes, cuyo único delito consiste en persistir en la diferenciación estética con la masa de la población.


Esta “enfermedad del alma americana” se manifiesta también en la omnipresente “reacción al problema de la violencia en los Estados Unidos”. Mención de la violencia, y la persona promedio comienza a cargar contra los atracadores aislados, contra los negros que queman tiendas, y en contra de los estudiantes que ensombrecen unos ceniceros en edificios de la Universidad. El americano medio nunca tiene en cuenta, cuando contempla la violencia de nuestra época, al ejército americano y su destrucción genocida del pueblo de Vietnam, o la policía americana en su “clubbing” en Chicago, o al asesinato y el gas en el “Parque del pueblo”. Porque al parecer, cuando el Estado, el monopolizador de la violencia, el gran Moloch bestial de la destrucción en masa, utiliza la violencia aparentemente es “no violencia” para todos. Sólo los ciudadanos prácticamente inermes utilizando la fuerza contra el Estado, o incluso simplemente negándose a obedecer los mandatos estatales se consideran "violentos". Es este tipo de insana ceguera la que permite al Presidente Johnson clamar "no vamos a tolerar la violencia, no importa el lema", y al Presidente Nixon denunciar la violencia estudiantil, mientras que se felicita al complejo militar industrial, y no es la burla de la oficina.


El grito que se ha oído por encima de todo esto es que era necesario para defender la "propiedad privada" de la Universidad de California. En el primer lugar, aunque este pequeño terreno fuera “propiedad privada”, el bayonetear, gasear, torturar, y disparar a los desarmados creadores del parque habría sido una exageración a todas luces excesiva y grotesca, puesto que, los asesinatos en masa y la tortura es de largo mucho más criminal que la original entrada ilegal en el terreno. Uno no acuchilla a alguien por robar una manzana, lo que es un castigo más allá de toda proporcionalidad que "sobrepasa la entidad del delito", siendo en sí mismo mucho más criminal que la infracción original.Así que, aun cuando esta propiedad se considerara una legitima “propiedad privada”, la masacre debería de seguir siendo condenada.


En segundo lugar, es sin duda grotesco llamar a ese terreno barroso"propiedad privada". La Universidad de California es una institución gubernamental que adquiere sus fondos y sus bienes robando a los contribuyentes. No es entonces “propiedad privada” en ningún sentido, sino propiedad robada, y, como tal, esta moralmente desocupada, con sujeción a los principios libertarios de ocupación (N. del T: homesteading en el original) que discutimos a continuación. La gente de Berkeley son apropiadores ogirinales en la mejor tradición americana - y libertaria -, tomando la parte no utilizada de la tierra baldía, moralmente sin propietario, y transformándola con su labor colonizadora en un agradable y útil parque para el pueblo. Por esto fueron masacrados.


Eso es todo; se trata de una prueba de fuego sobre si cualquier persona puede en razón y conciencia llamarse a sí mismo "libertariano". Aquí los problemas son claros y sencillos; aquí no hay factores de complicación. No hay ninguna supuesta "seguridad nacional" de por medio. No hay ninguna "conspiración comunista internacional" en el asunto. No hay tiendas quemadas, no existen estudiantes que se lamenten en soledad porque las clases se han suspendido. La cuestiones es clara: las fuerzas armadas, brutales, opresivas fuerzas del Estado pisoteando a los pacíficos, desarmados, ciudadanos colonizadores. Cualquier persona que deja de alzar su voz en la condena absoluta de este reino del terror, cualquier persona que lo equivoque o excuse o condone, no puede ya a su vez ser llamado libertariano. Por el contrario, él esta con las fuerzas del despotismo; él pasa a formar parte del enemigo.

Carta de Washigton, por Karl Hess

¿Dónde están los detalles?


El libertarianismo es claramente el más -quizás el único- movimiento verdaderamente radical en los Estados Unidos. Agarra los problemas de la sociedad por las raíces. No es reformista en ningún sentido. Es revolucionario en todos los sentidos. Debido a que mucha de esta gente ha venido de la derecha, sigue habiendo acerca de él por lo menos un aura o, tal vez, una miasma defensiva, como si de verdad sus intereses centrales fueran, por ejemplo, la defensa de la “propiedad privada”. La verdad, por supuesto, es que el libertarianismo quiere impulsar los principios de la propiedad, pero de ninguna manera quiere defender, a buen o mal grado, todos los bienes que ahora se llaman privados. Gran parte de la propiedad es robada. Gran parte es de título dudoso. Todo esto está profundamente entrelazado con un inmoral y coercitivo sistema estatal que ha condonado, construido sobre, y se ha beneficiado de la esclavitud, se ha expandido y explotado a través de una brutal y agresiva política exterior colonial e imperial, y sigue manteniendo a la gente más o menos en una relación siervo-amo por las concentraciones de poder político-económico

El libertariano se refiere, ante todo y sobre todo, a la más valiosa de las propiedades, la vida de cada individuo. Esta es la propiedad más brutal y constantemente amenazada por los sistemas estatales ya sean de la derecha o la izquierda. Los derechos de propiedad que corresponden a objetos materiales son considerados por los libertarianos como resultantes del fundamental derecho a poseer, directamente, y disfrutar de la propia vida y de aquellas posesiones adquiridas sin coacción. Los libertarianos, en pocas palabras, simplemente no creen que el robo sea correcto si se comete en nombre de un estado, una clase, una crisis, un credo, o un cliché. Esto está muy lejos de compartir un “terreno común” con los que desean crear una sociedad en la que unos “super capitalistas” son libres para amasar enormes explotaciones, diciendo que es, en última instancia, el más importante propósito de la libertad. Esto es una absurdidad proto-heroica.


El libertarianismo es un movimiento popular y de liberación. Su objetivo es una sociedad abierta. Una sociedad no-coercitiva, en el que las personas, puedan vivir libres, distintas personas pueden asociarse voluntariamente, des-asociarse y, a medida que encajan, y si lo creen conveniente participar en las decisiones que afectan a sus vidas. Esto significa un verdadero mercado libre en todo, desde las ideas a las idiosincrasias. Esto significa que las personas libremente pueden inmediatamente organizar de forma colectiva o individual los recursos de su comunidad. Esto significa la libertad para formar comunidades basadas y apoyadas en el sistema judicial que ellos deseen, sin ninguno o con sistemas de arbitrio privados, según como consideren más acertado. Lo mismo ocurre con la policía. Lo mismo con escuelas, hospitales, fábricas, granjas, laboratorios, parques, y pensiones. Libertad significa el derecho a formar tus propias instituciones. Se opone al supuesto derecho de esas instituciones de imponerse sobre ti en base al mero hecho del poder o el estatus tradicional.

Para muchos, sin embargo, estos principios de raíz radical del libertarismo seguirán siendo meras abstracciones, e incluso sospechosos, hasta que se conviertan en agresivas propuestas normativas específicas. No hay apenas nada de radicalismo, por ejemplo, en aquellos que dicen que los pobres deben tener una mayor proporción del presupuesto federal. Esto es algo reaccionario, el pedir que la institución de robo estatal haga meramente más aceptable su robo ampliando la distribución de su botín a las personas que no s caen más simpáticos. Tal vez nadie en su sano juicio podría oponerse más a dar fondos federales para los pobres que para gastar ese dinero en la masacre de campesinos vietnamitas. Sin embargo, para argumentar tales méritos relativos, uno debe terminar siendo simplemente reformista y no revolucionario.

Los libertarianos pueden y deben proponer tácticas y objetivos revolucionarios con un significado específico para los pobres y para todas las personas; para analizar en profundidad y, por ejemplo, demostrar el sentido de la libertad, libertad revolucionaria, para ellos. Por mi parte, sinceramente suplico por ejemplificar el pensamiento de mis camaradas. Las propuestas deberán tener en cuenta el tratamiento revolucionario del robo 'privado' y 'público' en base a la propiedad libertaria, en términos radicales y revolucionarios; Los factores que han oprimido al pueblo desde antiguo hasta el momento, y así sucesivamente. Murray Rothbard y otros han hecho mucho trabajo teórico a lo largo de esta línea, pero nunca puede ser suficiente dejar en unos pocos hombros gran parte de la carga.


Permítaseme proponer sólo algunos ejemplos del tipo de concreto, revolucionario y radical a las preguntas que los miembros de nuestro Movimiento bien podrían hacerse a si mismos.


-- La propiedad de la tierra y / o su uso en una situación de declive del poder estatal. La situación Tijerina (N. del T: No sé a que se refiere) sugiere un enfoque. Debe haber muchos otros. ¿Y qué hay del agua y la contaminación del aire y la prevención (de forma realista, no romántica)?


-- Trabajadores, accionistas, las funciones de la comunidad o los derechos al producto del trabajo en términos de análisis libertario y con propuestas concretas en sentido radical y revolucionario. ¿Qué, por ejemplo, podría o debería suceder a “General Motors” en una sociedad liberada?


De particular interés, para mí en todo caso, es centrar el análisis libertario y el ingenio en el gran asunto pendiente e inacabado de la abolición de la esclavitud. Simplemente se ha dejado a los esclavos libres, en un mundo que sigue siendo propiedad de sus amos. Obviamente, es una injusticia histórica. (Los libertarianos sostenemos que el Sur se debería haber podido secesionar de manera que los esclavos, junto con sus amigos del Norte, podrían haber construido un movimiento revolucionario de liberación, derrocado a los capitanes, y, por lo tanto, logrando la reparación en forma de revolución.)


Los pensamientos sobre las reparaciones son hoy ensombrecidos por la preocupación de que fueran llevados a cabo en contra de personas inocentes que de ninguna manera pueden conectarse a la ex-opresión. Sin embargo, hay una zona donde esta contraindicación podría evitarse: en el uso de las tierras e instalaciones “propiedad del gobierno”, que se podrían usar como elementos de indemnización a los descendientes de los esclavos y que haría posible que estos puedan participar en la comunidad de la tierra, finalmente, como iguales y no como pupilos.


En algún sitio, tengo que asumir, hay un libertario que, comparte la idea, y podría hacerla funcionar como una buena y coherente propuesta de justicia en esa zona. Obviamente, la lista es interminable. Pero el punto es finita y esta finamente enfocado. Con el libertarismo ahora en desarrollo como un Movimiento, sinceramente se necesitan con urgencia propuestas innovadoras, radicales, y objetivos específicos, y una agenda revolucionaria que pueda traducir estos grandes y duraderos principios en el tiempo, comandando la teoría, e incluso ideando posibles medidas prácticas

"¿Qué país puede preservar sus libertades, si sus gobernantes no advierten de vez en cuando que su pueblo preserva el espíritu de resistencia? Vamos a tomar las armas."

--- Thomas Jefferson, 1787

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un curiosidad: Es curiosa la fijación de Reagan contra los comunistas, teniendo en cuenta que, en su etapa como actor en Hollywood, reconoce que estuvo "muy cercano" a un sindicato marxista y pro-soviético.

Me recuerda a varios capitostes del PP, que provienen de "turbios ambientes comunistoides" :P

F dijo...

Parece que llegan contagiados por algunas mañas... o caso contrario sus ansias de autoridad quedan mejor satisfechas en el otro bando.

Anónimo dijo...

Yo sin duda soy reformista, no revolucionario. Los cambios drásticos siempre han sido tiros salidos por la culata. Me parece un error tratar de destruir el poder en lugar de limitarlo, pues a lo largo de la Historia no conozco un sólo ejemplo que lo muestre factible a largo plazo, sino que el poder en lugar de destruirse ha cambiado de manos y esas manos que lo han ganado por la violencia no pueden traer nada bueno. Creo que la única forma de que 6.700 millones de humanos que vivimos en la tierra convivamos pacíficamente es mediante el imperio de la ley y evidentemente esa ley ha de estar salvaguardada por unos cuerpos de seguridad.

En cuanto a Reagan, fue un conservador en el sentido anglosajón de la palabra, donde el conservadurismo nace del liberalismo clásico y el protestantismo y donde Adam Smith, Milton Friedman o Von Mises son considerados "intelectuales conservadores":
http://www.conservapedia.com/Conservative_links#Intellectuals

Discrepo con ellos profundamente en temas de drogas o prostitución, pero me siento más cercano a ese conservadurismo que al liberalismo "socialdemócrata" (para mi eso es un contradicción en los términos, pero ese es otro tema) o al anarquista. Creo que el mundo no es perfecto y las soluciones que se le den a los problemas tampoco serán la panacea. ¿Por culpa de Reagan murieron inocentes? Si, sin duda, pero tristemente la alternativa, que se extendiese el Comunismo por el mundo, sería infinitamente peor y ahí es dónde en mi opinión se ve la valía de un gobernante, cuando sabe tomar decisiones duras en momentos críticos:

http://suko-diariodeunliberal.blogspot.com/2010/02/la-revolucion-de-la-libertad.html

Un offtopìc: ¿existe algún pensador ancap que no promueva el patrón oro, o el anarcocapitalismo y el patrón oro han de ir de la mano por narices?

Saludos.

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