Una facción del grupo quiere tomar la ruta más corta posible y nada contra corriente intentando llegar directamente a la orilla. Debido a su temereridad muchos son tragados por las aguas y la corriente los dispersa.
Un segundo grupo decide utilizar un pequeño bote agujereado que ha encontrado en la orilla abandonado. Este grupo hace parte del camino en el frágil bote, pero de pronto este - al igual que ellos - empieza a llenarse de agua por todas partes, al final acaban siendo parte del río, o acaban igual que los nadadores, aunque se hacen visibles durante más tiempo mientras el bote se hunde.
El último grupo decide calmarse y hacer frente al río usando su mente, comienza buscando el cruce más pequeño y en mejores condiciones en el que construir un puente para así llegar al otro lado del río.
Todos los viajeros querían llegar al mismo lugar, su desacuerdo era simplemente acerca del mejor método para ello. Los nadadores, como revolucionarios, pierden muchas vidas, los supervivientes rara vez terminan donde tenían la intención, convirtiéndose en algo diferente y, a veces peor que aquello contra lo que se rebelaron. Los navegantes, que rima con votantes, son aquellos que desean aferrarse a algún buque para llevar a su destino. Extrañamente, cuando los navegantes se dan cuenta de que el buque se ha convertido en parte del río, todavía son inflexibles en que se ha hecho lo mejor que se podía porque mientras el barco se hunde ven más cerca la otra orilla. Su ansia de la otra orilla les ha cegado a los agujeros del barco y la naturaleza del propio río.
Yo en cierta forma estuve navegando en ese barco, y me identifico con las intenciones tanto de los nadadores como con los navegantes, pero al ver que estos no pueden llegar a buen puerto mediante sus elecciones, he decidido que a partir de ahora voy a echarles una mano a los que están construyendo ese puente llamado contraeconomía. Solo espero que los otros recuerden a donde iban cuando empiecen a empaparse.
(Adaptación libre)
2 comentarios:
Bienaventurados los agoristas de corazón pues ellos verán a Dios.
Me ha gustado, sin tanta pretensión como es el caso del mesianismo electoral.
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